Thunderbolts: El retrato emocional del adulto joven contemporáneo en el MCU

¿Qué tan necesario era un retrato emocional del adulto joven en el universo Marvel?

Thunderbolts llegó con esa propuesta, y aunque muchos no lo notaron, quizá era justo lo que necesitábamos.
Hace casi un mes, después de salir de una de las últimas funciones del Festival Universitario Render, decidí pasar por Cineplanet sin muchos planes. Para mi sorpresa, Thunderbolts —la más reciente entrega del MCU— acababa de estrenarse ese mismo día. No lo pensé dos veces. Aún había entradas disponibles, aseguré mi butaca (aunque la sala ya estaba casi llena) y entré con una mezcla de emoción y expectativa. No era una función de prensa, ni una avant premiere. Era una función regular, compartida con decenas de personas que, como yo, aún creen en la experiencia del cine como ritual colectivo. La fila para comprar canchita era interminable, y solo pude hacerlo a la mitad de la peli, pero no importó. Desde el tráiler, esta película prometía algo distinto, y esa noche, sin haberlo planeado, terminé viendo una de las propuestas más humanas que ha ofrecido Marvel en los últimos años.

Y hoy les comparto nuestra reseña sin spoilers, basada en nuestra humilde y subjetiva opinión.

Al igual que en varias de nuestras reseñas anteriores, no vamos a centrarnos tanto en los aspectos técnicos del lenguaje audiovisual, ni en evaluar la dirección, guion o ritmo narrativo. Dejaremos eso para personas más expertas. En esta ocasión queremos enfocarnos en el mensaje. Porque creemos que Thunderbolts plantea un mensaje potente, muy distinto a lo que Marvel nos tiene acostumbrados: la salud mental como eje central de la historia. Habla de lo que te hace humano, de tu identidad como ser humano, de lo roto que uno puede estar… y cómo aún así se puede seguir adelante.
En Thunderbolts vemos personajes profundamente humanos. Más allá de tener habilidades especiales o haber sido entrenados desde pequeños, todos son imperfectos. Y eso se siente como una brisa de aire fresco comparado con el “main team” de los Avengers: personajes que, aunque en teoría eran humanos (salvo el dios nórdico), eran prácticamente inalcanzables para el espectador promedio. Un millonario playboy, un supersoldado congelado, un científico alterado por radiación, una espía rusa letal, y un arquero que nunca falla. Admirables, sí. ¿Identificables? No tanto.
En cambio, los Thunderbolts son un grupo de inadaptados, mercenarios, “fracasados”, víctimas de alguien más poderoso: Valentina Allegra de Fontaine. Cuando descubren que sus misiones están manipuladas por ella y que sus vidas valen poco para sus jefes, el conflicto se vuelve interno. La verdadera lucha no es externa: es contra su propia historia, sus propias decisiones, sus demonios personales.
La película tiene puntos de giro muy bien estructurados. No entraré en detalles para no arruinar la experiencia, pero puedo decir con toda seguridad que esta historia se sale del molde genérico del MCU. Y eso se agradece muchísimo. Se nota la influencia de talentos que han trabajado con A24: el estilo visual y narrativo es más contenido, más autoral, pero sin que la película te grite que es “diferente”. A diferencia de Eternals, que parecía querer demostrarlo todo el tiempo, Thunderbolts confía en su esencia y te deja a ti decidir si esta propuesta es para ti o no.
Una de las mayores virtudes es que no necesitas haber visto las otras películas para entender lo que está pasando. No es como en otros proyectos de Marvel donde estás obligado a ver la serie o película anterior (o al menos un resumen en YouTube). Thunderbolts te libera de esa carga. Con que sepas que este grupo está formado por “villanos descartados de otras películas” ya estás listo. Lo demás lo entenderás viendo la historia.

Y aunque tiene conexión con el MCU, recién lo sientes al final, con la segunda escena post-créditos.

Hasta ese momento, la película se sostiene por sí sola, lo cual valida su independencia narrativa y le da fuerza como propuesta individual.
Quiero regresar a lo más importante: la humanidad de estos personajes. Sí, el planteamiento recuerda a las películas de James Gunn con equipos disfuncionales que terminan trabajando juntos. Pero Thunderbolts se diferencia. Aquí todos son humanos. En Guardians of the Galaxy, solo Peter Quill lo era (y ni siquiera del todo). En Suicide Squad, los personajes siguen siendo criminales sin redención. En Creature Commandos, son literalmente monstruos.
Pero en Thunderbolts, nuestros protagonistas siguen siendo personas. Fracturadas, rotas, pero con posibilidad de redención. Se ven obligados a confiar en otros para poder sobrevivir, y al hacerlo, encuentran un espacio seguro, un “safe place”. Un lugar donde pueden ser honestos sin ser juzgados. No son ni héroes ni villanos: son humanos tratando de encontrar su lugar en el mundo. Y eso es algo que muchos de nosotros entendemos demasiado bien.
Para cerrar, no quiero dejar de mencionar algo que me pareció brillante (aunque si eres muy sensible a spoilers, puedes dejar de leer aquí). Se trata del personaje de Bob / Sentry / The Void. Me sorprendió gratamente el enfoque que le dieron. Sentry es, en teoría, el ser más poderoso del MCU, comparable con Superman en DC. Pero detrás de esa figura imponente está Bob: una persona rota, con un pasado de abuso de sustancias, errores y traumas. No es un modelo moral como Clark Kent o Steve Rogers. Es alguien que ha fallado muchas veces… pero que un día decide cambiar.
Ese detalle me pareció hermoso y profundamente significativo: el ser más poderoso del MCU no nace de la perfección, sino del caos interior. Nos dice que tu pasado no define tu futuro. Que todos tenemos el potencial de ser más, de sanar, de reconstruirnos. Y que todo comienza cuando confías en ti mismo, y encuentras a otros que también creen en ti.
Al salir de la película me sentí satisfecho, motivado, y —sobre todo— esperanzado. Satisfecho por ver que el MCU todavía puede sorprendernos. Motivado por el mensaje emocional tan fuerte que entrega. Y esperanzado de que, si Marvel sigue apostando por estas historias, el futuro puede ser brillante.

Y tú, ¿llegaste a verla? ¿Te diste la oportunidad de ver más allá de los números de taquilla?
Es cierto: la película ya lleva varias semanas en cartelera, cada vez en menos salas y con menos horarios. Los titulares hablan de un supuesto “fracaso”, y las cifras parecen confirmarlo. Pero en Sueños de Cine creemos que hay películas que no deben medirse solo por su recaudación, sino por lo que despiertan en nosotros. Esta no es una cinta independiente, lo sabemos. Pero también es cierto que, detrás de su logo de Marvel, hay una historia honesta, sensible, imperfecta —como nosotros—, que se atreve a hablar de heridas, soledad, ansiedad y redención. Los superhéroes no salvan al mundo por si solos. Algunos apenas están aprendiendo a salvarse a sí mismos. Y tal vez por eso Thunderbolts conecta. Porque, al final, también se trata de eso: de encontrar fuerza en la fragilidad y decidir ser los héroes de nuestras propias historias.
Si aún está en tu cine más cercano, date la chance de verla. Vale cada minuto. 100% recomendada.
